Remontándonos a siglos pasados. Todo recién casado y vecino de Teruel tenía la obligación de ser Seise. Esta obligación desapareció, con lo que se ha convertido en una voluntariedad en llegar a ser nombrado Seise. Cualquier turolense de siglos anteriores hubiera pagado por ser nombrado.
En la actualidad, son el concejal (regidor) que más recientemente haya contraído matrimonio y cinco vecinos de Teruel casados por la Iglesia, de entre la fiesta de este año y la del año siguiente. El Ciudadano se elige entre los cinco Seises. Fue en el año 1989 cuando se incorporaron las esposas a esta celebración dando con ello más realce a los actos.
La función de esta Institución consistía -y para ello fue creada- en que si por cualquier desgracia, peste, cólera, inundación o terremotos desaparecía el Concejo y los Jueces, esta Institución del “Seisado” gobernaría el pueblo, hasta que por Ley se nombrara otro Concejo y Jueces.
El día de la fiesta las campanas suenan en honor de la “Santa” y a la misma hora en el claustro del Obispado se realiza el nombramiento oficial de los componentes del Seisado. En el año 1996 se recuperó la entrega de medallas a los seises como recuerdo de su cargo. Tras el nombramiento el Seisado asiste a la misa pontifical, oficiada por el Obispo de la Diócesis, junto al Ayuntamiento bajo mazas.
Tradicionalmente los matrimonios mantienen los cirios encendidos durante la lectura del Evangelio y la Consagración, las esposas entregan en el ofertorio un ramo de flores cada una a Santa Emerenciana.
Una novedad importante para bien de la fiesta fue el lograr en el año 2005, la participación de grupos de folclore turolense y vecinos ataviados con nuestro traje regional. Todo ello contribuyó a dar más vistosidad y vida a los actos. Ello implica también el contar con otras personas; en este caso los costaleros que llevan a nuestra patrona. Hasta el año 2001, su número era de 11 personas, en su mayoría la tradición viene de padres a hijos. A partir del año 2002, se ha ampliado el número de costaleros hasta 17, debido a que por causas de trabajo, algunos fallaban. Al adaptarla para este número de costaleros, también se creyó oportuno renovar su uniformidad.